Hace unos días leí un artículo de dos colegas, uno español y el otro extranjero, acerca de las células madre. Hablaban de sus posibilidades en medicina para el tratamiento de determinadas enfermedades como la diabetes y de su aplicación en Cirugía Estética en el rejuvenecimiento facial.
Durante años, el uso de la grasa como relleno estaba rechazado por la mayoría de los cirujanos plásticos: no se conseguían resultados duraderos. Fue en los años 90 cuando un cirujano americano, el Dr. Coleman describió una técnica con resultados sorprendentes a largo plazo. Su técnica, con alguna pequeña modificación, sigue usándose hoy en día.
Conocí a Coleman en un congreso en Nueva York durante mi residencia. Comencé a usarla durante mi estancia en México DF como fellow y durante el último año he tratado a más de cincuenta pacientes con buenos resultados tanto en rejuvenecimiento facial como en relleno de cicatrices, aumento de mama, mentón, pómulos o glúteos.
Durante el último congreso de la SETGRA (Sociedad Española de Trasplante de Grasa) celebrado en Barcelona en noviembre, se presentaron varios estudios sobre el injerto de células madre. Éstas se obtienen filtrando y manipulando el tejido graso aspirado mediante liposucción: generalmente añadiendo algún fármaco o factor de crecimiento. Todos estos estudios concluían que sus resultados no eran mejores comparados con los conseguidos con la técnica tradicional de Coleman (liposucción, centrifugado e inyección).
El artículo referenciado al inicio de este comentario hablaba de lipotrasnfer, una técnica que no aporta nada, tal y como quedó plasmado en el congreso de Barcelona, y que encarece el tratamiento nada menos que 3.000 €, precio de los factores de crecimiento que se añaden.
El lipofilling (relleno de grasa) o coleman es una técnica segura, predecible y duradera. Y no es necesario encarecer el tratamiento con variaciones que pertenecen al mundo del marketing y no de la medicina.